Muchas veces nos cuesta aceptar que los años pasan rápido, sobre todo con nuestras queridas mascotas. Sin embargo, es una realidad para la que debemos estar preparados. Tanto para poder identificar signos de enfermedad o simplemente darnos cuenta que necesitan un cambio en su dieta u otro tipo de cuidados que antes no nos solían preocupar.

Dentro de los cambios que podemos notar como señal de envejecimiento en nuestras mascotas tenemos los siguientes:

Lentitud al caminar. Además de mostrar un ritmo más lento, tambien puede mostrar signos de cansancio y no pueda caminar tanto tiempo como antes lo hacía.

Pérdida de dientes / aparición de caries y sarro.  Es normal que ocurra a partir de cierta edad, dependiendo de la raza. Aunque tambien puede ocurrir si es que no tienen una limpieza oral adecuada.

Incremento de peso / obesidad. En muchas ocasiones la disminución de actividad física genera el incremento de peso en el perro ya que comienza a acumular grasa al mismo tiempo que pierde masa muscular.

Problemas digestivos. La disminución de secreción de ácidos puede generar síntomas como diarrea o constipación.

Incontinencia urinaria. Se presenta en perros de ambos sexos, pero suele ser más frecuente en hembras.

Disminución o pérdida de sentidos. En algunos casos pueden presentar problemas de visión, olfato o audición. En algunos casos, la perdida de olfato puede derivar en una falta de apetito.

Suelen dormir más tiempo de lo normal. 

Insuficiencia renal. Suele presentarse con frecuencia y de manera crónica. 

¿A PARTIR DE QUÉ EDAD DEBO CONSIDERAR COMO ADULTO MAYOR A MI MASCOTA?

Aproximadamente, los signos de vejez se pueden comenzar a presentar a partir de los 7 u 8 años en promedio, dependiendo de la raza o tamaño de tu mascota. Las razas pequeñas suelen mostrar estas señales de envejecimiento a partir de los 9 o 10 años. Por otra parte, los perros de raza más grande pueden comenzar a los 5 o 6 años.

Con base en los criterios indicados en los párrafos anteriores, es importante que tengamos en cuenta las siguientes recomendaciones para poder ayudar a que tu querida mascota tenga una calidad de vida adecuada.

Mantener la actividad física. Si bien es cierto que las caminatas de antes no serán las mismas, no significa que deban de dejar de tener sus paseos diarios. Posiblemente  debamos disminuir el tiempo o recorrido de los paseos y vigilar o estar atentos a su comportamiento durante los mismos. Si se notan signos de agotamiento durante el paseo, es mejor regresar a casa.

Visitar al veterinario. Debemos llevarlos cada 6 meses para su respectivo chequeo médico.  De esta manera el veterinario podrá detectar cualquier problema a tiempo y darnos recomendaciones para su cuidado, especialmente para enfermedades crónicas.

Nutrición. Debido a los problemas dietéticos que presentan los adultos mayores, es importante que podamos adaptar su dieta según se necesite. Para evitar problemas como la falta de apetito, obesidad y otros similares. Existen alimentos especializados para perros adultos mayores que podemos probar para evitar inconvenientes con su alimentación.

Cuidado dental. En esta etapa, la limpieza dental es más importante para evitar enfermedades relacionadas.  Para ello, es necesario realizar el cepillado de dientes con regularidad (en casa o con ayuda del veterinario). Además, existen productos complementarios que ayudan a mantener la salud oral de nuestras mascotas.

Ayuda en la casa. Así como cuando llegaron de cachorros tuvimos que adaptar algunos ambientes para evitar accidentes, ahora que son adultos mayores también tenemos que asegurarnos de no dejar obstáculos que dificulten su tránsito o provoquen accidentes dentro de casa. Adicionalmente, si tienen problemas de movilidad o visión, es importante que coloquemos ayudas como rampas o camas más cómodas para el caso de mascotas que tienen problemas para movilizarse. Para quienes tienen problemas de visión, evitemos cambiar de ubicación los muebles de la casa, así como la ubicación de sus platos de comida.

Ten en cuenta esta información para que puedas ayudar a que tu mascota tenga una mejor calidad de vida a medida que va envejeciendo. Es una forma de devolverles toda la alegría y energía que nos dieron en sus años mozos.